sábado, 25 de julio de 2009

La venganza de Cronos


Los números nos encantan, y nos deslumbran más cuando son "redondos" o cuando tienen un significado particular para un grupo de personas, casi siempre con relaciones cabalísticas o esotéricas. El año 2009, como número, no impresiona a nadie. Pero en el celebrado ámbito de los aniversarios, este año se cumplen 400 desde las primeras observaciones astronómicas por parte de Galileo Galilei y 40 desde la primera caminata lunar. Estos acontecimientos le dan protagonismo al año 2009, lo que es refrendado por la International Astronomical Union y la UNESCO al seleccionar éste como el Año Internacional de la Astronomía.

Las estrellas, el inconmensurable universo, los fenómenos cósmicos han maravillado e infundido un temor reverencial a todas las grandes civilizaciones de la humanidad. El espacio exterior ha sido, al igual que los números, objeto de explotación esotérica apropiándose hace mucho de la palabra "Astrología" para referirse al movimiento de las deidades por los cielos y cómo afecta su posición en los designios de los terrestres.

Pero 2009 no sólo será recordado por la celebración de aniversarios, muchos fenómenos se han observado y el año debe ser de los más prolíficos en noticias astronómicas de lo que va de siglo. Esto ha permitido que el conocimiento del Cosmos sea un poco más amplio, o bien que la maravilla que nos provoca también se expanda.

No acababa de celebrarse el cuadragésimo aniversario del primer alunizaje ocurrido el 20 de julio de 1969 cuando dos días después el Sol y la Luna nos regalaron el eclipse total más largo del siglo. Se han anunciado nuevas "carreras espaciales" con agencias como la japonesa y la china que quieren ponerse a la par de la europea y la NASA. Se ha hablado de misiones tripuladas a Marte en un futuro no tan lejano y las sondas robóticas que se envían constantemente a explorar de "cerca" siguen sorprendiendo con imágenes que quitan el aliento y confirmaciones o refutaciones de nuestras teorías, como la existencia de agua en estado líquido en una de las lunas de Saturno, Encélado.

Y entonces, uno respira tranquilo porque al extender los límites del conocimiento se va empequeñeciendo el margen dejado a las prácticas esotéricas y la pseudociencia. Luego la realidad golpea mostrando que la astrología, querámoslo o no, es la base de la actual astronomía y ha perdurado impertérrita durante más de 5000 años. La astrología se aferra con uñas y dientes para sacar provecho del conocimiento logrado por la astronomía y seguir en el corazón de gran parte de la población.

Un ejemplo del "aprovechamiento" de las pseudociencias ha ocurrido recientemente con la sonda orbitante Cassini, actualmente sobrevolando Saturno. En el año 1997, se lanzó la sonda Cassini-Huygens con destino a Saturno, como se hiciera casi diez años antes con la sonda Galileo que llegó a Júpiter. Luego de un largo viaje, el 1 de julio de 2004 la nave se ponía en órbita del planeta anillado y desde entonces ha estado enviando datos importantes sobre la composición de las lunas, los anillos y el propio planeta. En una de las fotografías obtenidas en noviembre de 2006 se puede observar un hexágono casi perfecto en el polo norte de Saturno. Los comentarios de la comunidad científica se pueden resumir en las declaraciones de Kevin Baines, experto de la Nasa que sostuvo "éste es un rasgo muy extraño, extendiéndose en un modelo geométrico preciso con seis lados rectos casi iguales (...) La densidad atmosférica de Saturno, donde corrientes circulares y celdas de calor son dominantes, es quizás el último lugar donde se esperaría observar una figura geométrica de seis lados como esta, sin embargo ahí está".

Donde reside el confín del conocimiento actual, donde los científicos no pueden ofrecer explicaciones, donde las preguntas generan preguntas, ahí comienza la utilización de otros mecanismos alejados del método científico y la lógica. Pero siendo claros, no es sólo terreno de inescrupulosos, charlatanes y agoreros, también de gente con enorme imaginación y, si bien pueden errar los métodos, esta cualidad es respetada incluso por los científicos. No habrían teorías cuánticas o de la relatividad, ni planteamientos esenciales o reduccionistas, si no existiera gente con enorme imaginación.

En último de los casos, los imaginativos aportan con material para pensar en elementos que van más allá de la física y la lógica, lo que humaniza un poco la ciencia. En el mismo ejemplo del hexágono de Saturno se han levantado ideas acerca de que sería un mensaje de una raza extraterrestre o una interferencia producida de manera artificial. Otros apuntan a los números y la cábala, ya que se fotografía un polígono regular de 6 lados, el año 2006 (ya había sido fotografiado por el Voyager en 1980, pero se pensó en un fenómeno estacional), en el planeta número 6 desde el sol, asociado con el día sábado, el sexto de la semana. Aquí se cruza con el terreno de la Fe cristiana y el número de la bestia nombrado en el apocalipsis (el símbolo astrológico mismo de Saturno asemeja una cruz en un monte). También se ha generado cierto rumor sobre el fin de la misión del Cassini, pronosticada para 2012, donde se dejaría caer sobre la superficie de Saturno, precisamente sobre el hexágono, provocando una explosión nuclear con las reservas de plutonio en los reactores de la nave que provocaría una reacción en cadena en un planeta gaseoso como este. El dios romano Saturno, equivalente del Cronos griego, era asociado con el "tiempo humano" y con el calendario. El año 2012 se ha señalado como el fin de los tiempos por ser el último contemplado en el calendario Maya.

Interesante, pero lo importante es que el estudio y la rigurosidad en la investigación va desplazando cada vez más el límite, aumentando el conocimiento de la humanidad. No significa que llegue un momento en que las falsas ideas se retiren, porque siempre habrá ignorancia, siempre habrá cosas que aprender. No obstante, la cantidad de personas que entenderán que el estudio y la observación son más prolíficos que el acatamiento de las pseudociencias irá aumentando hasta que sea la gran mayoría y estemos preparados para un salto adelante y utilizar la imaginación en favor del conocimiento. Y sí, hay espacio para lo inexplicable, hay espacio para la Fe, hay espacio para la sabiduría filosófica y teológica, siempre que no se pongan como obstáculos y se transformen en buenos complementos que humanicen la ciencia.

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martes, 26 de mayo de 2009

Historia de una Ida y una vuelta


Martes. Un día importante para el estadounidense común. Las votaciones son los días martes en el país del norte. Se anuncian y lanzan productos masivos de toda índole, también los martes. Día que se repite en los estrenos de discos musicales, películas y libros de alto consumo. Quizás en esta tradición se enmarca la decisión de elegir el día martes 19 de mayo de 2008 como la fecha del anuncio “más importante de la historia del hombre”. Ese día se armó una conferencia de prensa en el edificio del Museo de Historia Natural de Nueva york donde se arrojaron a los medios algunas frases de bronce como “esto es el Santo Grial de la paleontología” o “un descubrimiento que revolucionará el entendimiento de nuestra propia evolución”.

El evento se preparó para dar a conocer el hallazgo del “eslabón perdido” de Darwin, pieza faltante para su teoría de la evolución que relaciona al hombre con el resto de los animales en una cadena evolutiva que llamó “selección natural”. El eslabón sería un fósil del esqueleto de un primate lemuriforme que data de hace 47 millones de años, de género femenino descubierto en Messel, Alemania, en el año 1983, que hasta hace dos años fue reunido por los investigadores quienes desde entonces han estudiado el material. El fósil fue bautizado cariñosamente como Ida y científicamente como Darwinius Masillae. Éso no fue todo lo que anunciaron, además se promocionó un documental por The History Channel y un libro con un título bastante vendedor “The Link” (el eslabón). Inevitablemente recuerda la campaña en los medios dada por los responsables de la investigación del “Evangelio de Judas” y no sé si me gusta esta forma de propaganda.

A continuación, lo que me causa extrañeza.

Cada día, con poco buscar entre las últimas noticias podemos encontrar artículos sensacionalistas, historias magnificadas por los medios o líneas editoriales que se escapan en la radicalización de sus ideas. Pero aceptamos esto y entendemos que las noticias son un producto como el de cualquier otra industria y reconocemos este factor eligiendo nuestra fuente de información más representativa. Lo antes dicho se refleja en noticias que aseguran declaraciones que nunca fueron vociferadas o, cual es la típica defensa, fueron sacadas de contexto. Los científicos, por otro lado, son los llamados siempre a ser rigurosos, primero por sus pares y luego por toda la opinión pública que cree y financia sus investigaciones. En el caso de Ida se invirtieron notablemente los papeles, con aseveraciones grandilocuentes y llenas de espectáculo sin siquiera pasar por el cedazo de la comunidad científica. En las antípodas, la prensa trató el anuncio, a pesar de la embriagadora producción, con insospechada cautela, repitiéndose alrededor del mundo los signos de interrogación en los principales titulares sobre la noticia en cuestión.

Cautela faltó, pero muchas veces hemos agradecido la soberbia apabullante de los científicos, quienes requieren de una cuota de egolatría para lograr los magníficos avances que sirven al progreso. Pero precisamente esta actitud reaviva en este tema una de las peleas más acérrimas en la historia de la humanidad: Ciencia versus Religión. En este caso particular, Evolucionistas contra Creacionistas (o proponentes del Diseño Inteligente).

Normalmente se declara a los Creacionistas en desventaja argumentativa porque no pueden respaldar sus supuestos más que con la Fe. Sin embargo --y notar que no estoy defendiendo el Creacionismo, sino poniendo las dos vertientes en perspectiva-- reparemos en un dato interesante. Desde comienzo del siglo XX, el método más confiable y ampliamente aceptado por la comunidad científica para determinar la edad de los fósiles y rocas es la datación radiométrica basada en un dato conocido tal como la vida de un isótopo radioactivo, como el carbono-14 para los restos orgánicos de menos de 60.000 años. Para que la datación sea precisa cuando hablamos de millones de años de antigüedad se utilizan otros isótopos y deben darse algunos factores condicionantes: 1. el elemento radioactivo ha decaído a una tasa constante; 2. el espécimen en estudio no ha sido contaminado con radiación del isótopo examinado; 3. el espécimen no tuvo contacto en su periodo de vida con productos radioactivos; y 4. el elemento examindo no ha sido absorbido o retirado. ¿Y cómo sabe un científico que todas estas condiciones se mantuvieron durante millones de años? La respuesta es que no lo sabe, lo supone como parámetro fundamental de su teoría. El científico hace un acto de fe, por lo tanto.

¿La ciencia contra la fe? Permítanse el silogismo.

Si en la ecuación primordial de este hallazgo hay una cuota tan masiva de supuestos, ¿por qué se hace una campaña mediática para saltar tan decididamente a una aseveración gigante como haber descubierto el eslabón perdido, cuando incluso Darwin trató su propuesta como teoría? Aunque la propia comunidad científica hace de contrapeso ante noticias como éstas, lo que se agradece, lo más probable es que la respuesta sea el industrialismo que ilustraba anteriormente. El producto, damas y caballeros. Si a ello le sumamos soberbia y egolatría, la ecuación me cuadra perfectamente.


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domingo, 21 de diciembre de 2008

El auto fantástico

Un lugar común de las conversaciones y debates en los que normalmento me gusta participar --aquéllos ligados a las comunicaciones, la ciencia y la tecnología en una línea temporal entrelazada con las personas-- es la preponderancia inquietante que el petróleo tiene en nuestros días. Con una ubicuidad global y afectando a todos los habitantes de lo que se denomina, también inquietantemente, mundo "civilizado". Durante el año 2008 se ha hecho evidente la manipulación de los mercados, mediante la especulación, el control de la demanda y la sobrevaloración del riesgo, en el precio del barril de crudo. Tanto es así que en un periodo de seis meses este precio se movió desde $40 a $120 dólares y de vuelta a $50 dólares. Ésta es la primera revelación: el petróleo es controlado por gente que tiene poder para decidir cómo y cuánto ganar de él.

La segunda revelación tiene que ver con la necesidad de petróleo, pero más aún, las tareas que se acometen en nombre de la provisión del oro negro. Tareas ocultas o abiertas, absurdas o inteligentes, locales a cada país o en el extranjero. Tareas desinteresadas o, lamentablemente comunes, en busca del interés privado. Esto ha llevado a guerras que asolan las regiones "favorecidas" con el producto fósil, a convenios que buscan mejorar la economía privada en detrimento del bien común, tantos errores, faltas, pecados y crímenes existen para contar.

La tercera revelación se entiende cuando pensamos en la evolución desenfrenada de las tecnologías, el vertiginoso cambio, día a día, del conocimiento y la ciencia y cuan rápido hemos pasado, por ejemplo, desde instalaciones computacionales de varios metros cuadrados a computadores portátiles miles de veces más potentes en un periodo de tiempo cubierto en una vida humana. O los automóviles, que hace poco más de cien años estaban recién apareciendo y hoy son sistemas móviles altamante computarizados. Sin embargo, el método energético de estos vehículos no evolucionó con la misma rapidez. Por supuesto que se han descubierto mecanismos de refinamiento, de pureza de plomo o de mayor eficacia, pero la combustión fósil se mantiene inalterable desde hace un siglo.

¿Acaso la comunidad científica se sentó en los laureles del éxito creciente del automóvil y otros vehículos? ¿O las investigaciones no daban cabida a pensar en otro sistema de autonomía energética? Quizás los dueños del petróleo se han encargado de orientar el financiamento a mejorar lo existente, en vez de reemplazar e innovar. Al final del día, el trabajo científico también rinde cuentas, y las paga.


No sé si calificarlo como afortunado o desafortunado, el hecho es que el mundo y sus líderes han llegado a un punto de convencimiento sobre la necesidad de frenar (no reparar) los daños al medio ambiente que estarían reflejándose en el sobreexpuesto "calentamiento global". Existe una consciencia, al menos mediática, de los problemas que le hemos causado a nuestra propia casa, nuestro planeta. Esto nos lleva a aplaudir de pie las iniciativas "verdes", lo que ha redundado en empresas con políticas abiertamente ecológicas para beneficiarse de la publicidad que otorga el aplauso del respetable. Todavía, eso sí, con iniciativas de transición como los bonos de carbono, que no son tanto una solución como una compensación en pseudo-divisas.

Por lo anterior, emprendimientos como el de Honda Motor Co. Ltd. se llevan mis más sinceros elogios, sobre todo por el atrevimiento a dar un paso adelante en la oscuridad más absoluta, tanteando el terreno primero que ningún otro y llegando a lanzar este año 2008 el primer modelo de automóvil en base a Celda de Combustible alimentada principalmente por hidrógeno, ni más ni menos que el elemento químico más presente en el universo. Hablando de ubicuidad, El hidrógeno constituye el 75% de toda la materia.

De hecho, no mucho más que un lustro atrás se pensaba en las potencialidades del hidrógeno como combustible de una forma onírica, utópica, incluso de ciencia ficción pura y dura. Sin embargo, con los fondos necesarios y con la atención adecuada, las investigaciones avanzaron a la par de la ciencia moderna y se desarrollaron tecnologías del futuro de manera impresionante. Desde el año 2005 Honda ha estado anunciando su línea conceptual FCX y en 2007 se develó la producción del FCX Clarity. Este año, finalmente y sólo para un puñado de clientes selectos, se empezó a comercializar el auto anti-petróleo. Los resultados se ven notables: el precio del hidrógeno como combustible es cercano al del petróleo; la autonomía del vehículo con estanque lleno es de 450 kms. después de un par de minutos de carga, lo cual es bastante comparado con los actuales vehículos a petróleo y deja sin competencia a los vehículos eléctricos/híbridos con sólo 100 kms. de autonomía después de 10 horas de carga; no se pierde en comodidad, sino todo lo contrario con sus seis airbags, paneles de control 3D y asientos ergonómicos y autoajustables; además de todo, es suave y silencioso.

Un punto negro a mencionar es absolutamente normal y mejorable. Se trata de la disponibilidad de plantas reabastecedoras de hidrógeno, las cuales no son precisamente populares. Es por esto que sólo se ofreció el FCX Clarity a algunos clientes en el sureste de California, en un principio. Ya en noviembre de 2008 comenzó a entregarse en Japón, pero aún sólo a algunos usuarios.

Otro manchón es el alegato de algunas organizaciones ecológicas apuntando a que la producción del hidrógeno para uso como combustible genera mayor contaminación que la que generarían sus autos destino si éstos fueran a petróleo. Puede ser muy cierto, pero hay que ponerlo en contexto, y es que el proceso de generación de hidrógeno está aún en pañales y seguramente se mejorará según vaya creciendo la participación de este combustible, como se ha prometido.

Honda Motor Co. Ltd. espera para el año 2018 tener una producción masiva de la línea FCX. También espera que para entonces no estén tan solos en la oscuridad y existan competidores que ayuden a dar el merecido empuje al segmento de mercado, siguiendo de cerca sus pasos. De todos modos, para cuando se haga la luz en cuanto a la energía generada por hidrógeno, 2008 deberá ser recordado como el año en que los japoneses ayudaron al mundo un poquito y entregaron argumentos creíbles de que hay una alternativa real al oro negro y a la historia negra que éste nos dejó.

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lunes, 8 de septiembre de 2008

¡Me va a chupar el hoyo negro!

¿A alguien le cabe alguna duda de que la raza humana está programada para la fatalidad? Desde que el hombre es hombre se han tejido historias de un futuro negro que está a la vuelta de la esquina y que amenazaría la vida o el orden como lo conocemos. Sin ir más lejos, el Nuevo Testamento nos brinda el Libro de las Revelaciones, más conocido como el Apocalipsis, que está lleno de presagios oscuros a la orden de la época en que se lean. Del mismo modo, religiones como el judaísmo, el hinduismo, budismo y otras declaran que para alcanzar la gracia eterna se debe pasar antes por una no despreciable cuota de sufrimiento.

Para los no creyentes también hay una gama amplia de funestos designios preparados y colados: Nostradamus, el Calendario Maya, la numerología, la astrología, los libros, películas y espectáculos.

En la antigüedad era más justificable esta manera de percibir el devenir. Una reacción muy normal es temer a lo desconocido, entonces era de esperarse que un eclipse de sol despertara los más sombríos pensamientos. Sin embargo, en la actualida, en la era de la información, una fruslería tan banal y autoimpuesta como es la numeración del Calendario Gregoriano nos sigue planteando escenarios de caos y malos augurios. Tal fue el caso del año nuevo del 2000. Y seguramente tal fue el caso en el año 1000, en el año 1666, incluso en el año 1984, que gracias al libro de George Orwell se transformó en una fecha emblemática para quienes aguardan el fin de los tiempos.

Esta fatalidad resurge en nuestros días de la mano de la ciencia y sus límites intangibles. La excusa perfecta para revalidar nuestros miedos del Armagedón.

El día 10 de septiembre del año 2008 se planificó el comienzo en producción del LHC, el Gran Colisionador de Hadrones que se transformó en el acelerador de partículas más grande de la historia de la humanidad. 27 kilómetros de un túnel en forma de anillo que promete revolucionar la forma de entender al universo y la materia, desde la frontera franco-suiza en las cercanías de Ginebra, sede del CERN (Centre européen de recherche nucléaire, o Centro Europeo de Investigación Nuclear).

Para comenzar a entender, existen misterios del universo que no pueden ser explicados más que con teorías o hipótesis, algunas tan extravagantes que la ciencia ficción queda chica. La materia oscura (sustancia predominante en el universo) y el comportamiento de los hoyos negros son explicados mediantes conjeturas que, mientras no sean plenamente comprendidas, seguirán situando al ser humano en la incertidumbre. En la oscuridad tan completa como las materia en estudio.

Para acortar la pila de materias desconocidas, el CERN decidió hace 15 años construir un acelerador de partículas donde poder estudiar de forma controlada el comportamiento de la energía y la materia en situación de bombardeo de protones. Donde poder crear hoyos negros al alcance de la mano. Donde jugar a dioses.

Muchos científicos, más de seis mil de todas partes del mundo, han estado trabajando para que el proyecto sea un éxito. Lamentablemente, por muy calculado que esté todo, estos científicos son humanos. Sí, de la especie que ha hecho del error un pasatiempo. Estos mismos científicos ya nos probaron su humanidad el 27 de marzo de 2007, día en que hubo una explosión en el túnel del LHC que llenó de helio, polvo y pavor las instalaciones del complejo con una desintegración de veinte toneladas de magneto. El LHC debió haber partido en el verano boreal de 2007, obviamente hubo que replanificar. Las investigaciones conducidas para dilucidar el contratiempo fueron muy humanas, también: una falla de matemática básica dio origen al problema.

Seis mil genios de lo más selecto de la comunidad científica internacional reunidos para el megaproyecto más importante del mundo son desnudados en su humanidad y puestos al escrutinio público más irremediable. La pérdida de confianza.

Y aquí es donde tienen cabida las historias más apocalípticas en relación al LHC. El CERN ha reconocido que si todo anda de acuerdo a lo esperado y supuesto, dentro del túnel se creará un agujero negro por segundo. Pero éstos serán inestables pues desaparecerán tan rápido como surgieron, evaporándose en el ambiente controlado. Lo malo está en que esto jamás ha sido observado por nadie en el universo y es sólo un buen supuesto. 

Hay quienes están gritando a los cuatro vientos que por su propia definición los agujeros negros son estables, por lo tanto, atienden a la primera ley de la termodinámica que dice que nada se destruye. De ser así, la creación de un agujero negro se traduciría en una creciente absorción gravitatoria que acabaría con la Tierra en menos de siete minutos. ¿Absurdo? Puede ser, pero quizás en igual medida que la idea de ver "evaporarse" a estos hoyos negros.

El colisionador de hadrones partirá con una prueba de funcionamiento cuando se le inyecten haces de protones. Meses después se va comenzar con las colisiones a temperatura controlada. Pero ya andan rondando en Internet las profecías de Nostradamus que se pueden atribuir a un acelerador de partículas generando el último tránsito de nuestro planeta por el Sistema Solar. Otros hacen coincidir el fin del Calendario Maya con estos tiempos (2012, en realidad). Y muchos más apuntan con el dedo a la irresponsable actitud del CERN y sus patrocinadores al conducir un experimento del cual no saben los resultados últimos.

No queda más que confiar nuestra humanidad de más de seis mil millones a los seis mil científicos que, esperemos, saben lo que hacen. Pero ¿quién les da atribuciones tan amplias? ¿La ciencia tiene todo bajo control? ¿Se ha hecho una evaluación de riesgo por parte de entidades externas?

Ojalá no sea éste un error humano del que no podremos aprender.




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sábado, 16 de agosto de 2008

No quieres saber lo que pienso

Si puedieran acceder a mi mente en el momento en que redacto esto, verían un recuerdo de mi colegio. Verían a través de mis ojos de mozalbete petulante a una pizarra casi repleta de fórmulas, una sala de clases de más de 40 pupitres, unas paredes recién pintadas delatando lo nuevo de la infraestructura, el mesón de hierro y madera perteneciente al profesor de turno, ventanales grandes a la izquierda, la puerta roja al frente y a la derecha. Verían, eventualmente, que desde la segunda fila me concentro en una hoja blanca con preguntas escritas en tinta negra y mi nombre a mano alzada dibujado en la parte superior. De reojo percibo constantemente la presencia de la profesora de química, con su delantal blanco, repletando la pizarra con lo que será, seguramente, nuestra tarea y luego dejando de escribir y recorriendo la sala.

Cuando pienso en la posibilidad de leer la mente me acuerdo de ese momento. La profe, paseándose entre los pupitres individuales inspeccionando la correcta disposición de cada uno con el examen que nos presenta. Y me acuerdo de Claudio, uno de mis compañeros sentado justo delante mío en primera fila que esperó el momento indicado, cuando la profe atendió la pregunta de otro estudiante al final de la sala y quedó de espaldas, para sacar el "torpedo" donde estaba la respuesta que necesitaba. Ya lo estaba leyendo cuando la profe, aún de espaldas, levantó la voz para decir "Claudio, entrégueme ese papel". Todos nos reímos y asombramos, pero nunca supimos cómo la profe de química se dio cuenta del hecho. Si no fue una especie de lectura mental, sí fue una especie de control mental: probablemente Claudio no volvió a sacar un torpedo en prueba de química, al menos no sin antes analizar que era un riesgo mayor que en cualquier otra materia. Lo mismo aplicaba para otros alumnos que presenciaron las cualidades "sobrenaturales" de la profe.

En la época actual, el conocimiento de las proyecciones mentales ha dejadao hace largo rato de ser materia de estudios paranormales, revistas esotéricas y vínculos a la protociencia (ésa que cree primero y comprueba después, según una definición propia). 

Como parte de la Guerra Fría se entretejieron muchas leyendas y mitos, entre los cuales se encontraban los estudios del pentágono en busca del control de la mente. Hoy, en tiempos tensos nuevamente, las fuerzas militares de EE.UU. no tienen ningún problema en admitir que están llevando a cabo investigaciones en esta prometedora línea.

La Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa del país de América del Norte (DARPA, por su sigla en inglés) dio curso formal en marzo de este año a su proyecto Augmented Cognition que pretende desarrollar interfases computacionales comandadas por las señales cerebrales del usuario. Antes, la Fuerza Aérea del mismo país había anunciado su vínculo con Design Interactive Inc. y QUASAR, en proyectos similares. Ahora, el ejército de EE.UU anunció que destinará 4 millones de dólares anuales a investigaciones en conjunto con la Universidad de California-Irvine, la Universidad de Carnegie Mellon y la Universidad de Maryland.

Las investigaciones están enfocándose en la técnica conocida como electroencefalograma (EEG) que permite obtener lecturas cuantificables de la actividad cerebral. Esta técnica se usa actualmente en imagenología para obtener patrones generales, pero lo que buscan las investigaciones es poder leer con precisión las señales del cerebro y "filtrar" aquéllo que no sea relevante. Según el anuncio la técnica sería utilizada para decifrar pensamientos de soldados y civiles con daños cerebrales, pero la verdad es que dado el origen de los fondos de la investigación es muy probable que se esté pensando para "interrogatorios" al enemigo.

Como sea, estas investigaciones no se quedan sólo en los cuarteles marciales. Inesperadamente, en octubre de 2007 se supo de la inscripción de una patente por parte de Microsoft sobre el desarrollo de un dispositivo capaz de interactuar directamente con el usuario mediante EEG, precisamente filtrando la información "relevante" con una técnica creada por ellos (por eso la patente).

En la época en que fui estudiante en el colegio aún no se masificaba el uso de teléfonos móviles en los alumnos y sólo los que tenían más recursos podían tener un reproductor de mp3. Quizás ahora, en una era hipervinculada y tecnologizada donde no todos los educadores tienen facultades como mi profe de química y les resulta muy difícil controlar a quienes copian desde sus innumerables dispositivos móviles, su solución estará justamente en otro dispositivo que los alerte cuando reconozca impulsos por copiar departe del estudiantado.

Todo apunta a un futuro similar al que planteara Dan Simmons en su libro Ilión donde nuestros pensamientos podrán ser leídos por estos disposivos tecnológicos y nos permitirán controlarlos sólo con imaginarlo.

Momento, ¿no será al revés?


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